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Nezahualcóyotl perseguido por sus enemigos es ocultado en un campo de chía. 1865. Oleo / tela 73 x 98 cm. Col. Museo Regional de Querétaro, INAH.

Guzmán García, Gustavo (Independiente) / Sánchez Sánchez, Ernesto (Proyecto Texcoco en el Tiempo)

Entre la extensa obra de Luis Coto (Toluca, 1830) se incluyen cuadros como “La captura de Cuauhtemoc” (1881) o “Fundación de México” (1863), el llamado paisajismo con temática histórica que en México fue popularizado por Eugenio Landesio. Discípulo de él e inmerso en un cambio de temas pictóricos que viran hacia la temática indígena, no es raro que exista otra obra que, aunque poco atendida, es de importancia para la zona de Texcoco ya que retrata un episodio de la huida de Nezahualcòyotl, el Huey Tlatoani Chichimecathecutli del Acolhuacan, durante la guerra Tepaneca.

En el siguiente texto exponemos las fuentes históricas que dan contexto a la pintura y contrastan la alegoría plasmada por Luis Coto.

Escondido en un montón de chía

Fernando de Alva Ixtlilxóchitl narra que muerto Ixtlilxóchitl Ometochtli, su hijo Nezahualcòyotl tuvo que empezar un largo peregrinaje por distintas tierras, plagado de escapes casi milagrosos. En una de esas ocasiones, tras haber sido protegido en una casa llamada Coatlan “…que estaba casi a los muros de la ciudad…” (1) de Texcoco, se desvió hacia los campos de cultivo de Tetzcotzinco donde observó enemigos buscándolo, para su fortuna una persona o personas le protegen de la emboscada escondiéndolo en un montón de chía (2). El hecho es recopilado en cuatro pasajes, todos aportan datos que los hacen complementarios.

Ixtlilxóchitl lo menciona en Sumaria Relación de las Cosas de la Nueva España así: “Y luego se fue por las sementeras, y volviendo las espaldas vio venir gran cantidad de sus enemigos que venían tras de él, aunque no le habían visto con las espesuras de los maizales. No teniendo otro remedio, se fue en un lugar cerca de allí, en donde estaba un hombre con su mujer que estaban cogiendo chían, los cuales se decían, el hombre Chichimoltzin y la mujer Cozcateotzin, los cuales viendo a su señor que venía huyendo de los enemigos, con todo el secreto que pudieron, sin que los enemigos lo viesen, le echaron encima muchos manojos de esta semilla chían que estaban cogiendo, sin que se echase de ver; y llegando los enemigos, preguntaron a la mujer primero por Nezahualcoyotzin, entendiendo ellos que por ser mujer viendo multitud de gentes y armas, de miedo les diría la verdad, la cual con ánimo varonil, sin hacer mudamiento, les dijo que muy bien le habían visto que iba por la loma abajo huyendo hacia las tierras de Huexutla. Los enemigos no escucharon más razones, creyendo a las que la mujer les decía, y se fueron hacia la parte que les señaló con toda priesa, entendiendo alcanzar a Nezahualcoyotzin, el cual, viendo que sus enemigos se habían perdido, se fue hacia el bosque de Tetzcotzinco, porque era ya la puesta de sol…” (3).

En Historia de la Nación Chichimeca describe que sucedió: “…luego fue subiendo por una loma arriba en donde tornó a ser descubierto por sus enemigos, y llegando cerca de una mujer que estaba segando chían, le dijo que le diese orden de esconderlo con aquellos manojos que segaba antes que los enemigos asomasen: la cual con toda presteza lo escondió debajo de un montón que hizo de los manojos, y así como llegaron los tepanecas, le preguntaron por él, y ella con mucha disimulación les dijo que había muy poco que por allí pasó corriendo, y que llevaba según parecía la vía hacia Huexotla; los cuales por alcanzarle  fueron por aquella parte a gran prisa. Nezahualcoyotzin dió la vuelta y se fue al bosque de Tetzcutzinco en donde durmió aquella noche…” (4).

Fray Juan de Torquemada también recupera el capítulo en Monarquía Indiana: “Y cansado Nezahualcóyotl de huir llegó a unas heredades, donde unas mujeres labradoras estaban limpiando unas parvillas de chian (que es a manera de linaza), y estando allí descansando vieron que venía la gente de Maxtla y conociendo el peligro de sus señor lo escondieron en medio de una de aquellas parvas y llegando la gente preguntando por él, dijeron: que allí había llegado y comido y pasado delante sin saber a dónde iba, y preguntándoles hacia qué parte, le señalaron la sierra y ellos se partieron allá con toda presteza y diligencia. Pasó de aquí Nezahualcóyotl a Tetzcutzinco…” (5).

Por último, el códice Xólotl plasma el pasaje en la lámina 9 (ver Figura 1). Nezahualcòyotl sale de la casa Coatlan donde se lava, enseguida platica con Huitziltetzin y sus huellas nos llevan a una imagen donde una mujer representada como una anciana, cargando un manojo de plantas color azul, se encuentra sobre una figura cuadrada que usualmente se relacióna con la tierra de cultivo. Ella tiene una vírgula que representa la palabra dirigida a Nezahualcòyotl, quien esta escondido detrás de una planta y un glifo similar a una cueva o tierra con un animal al lado, quizá el toponímico del sitio (6). Aunque la descripción de Ixtlilxóchitl nos hace relacionar la planta con la chía, Marc Thouvenot lo pone en duda al escribir sobre ese glifo: “Esta planta no pudo ser identificada. A pesar de ello, los textos de Alva Ixtlilxochitl proporcionan una pista precisa ya que, tanto en las Relaciones, como en la Historia Chichimeca, su autor evoca la cosecha de la chía y de los “manojos de chia”. Este dibujo fue comparado una de las viñetas del Códice Florentino, pero desgraciadamente tienen muy pocas cosas en común.” (7)

Figura 1. Códice Xólotl. Lámina 9. Fragmento.

Los documentos complementan detalles geográficos, nombres y características de las personas involucradas pero también poseen diferencias considerables, sobre todo en la identidad de quienes ayudaron a Nezahualcòyotl, esto puede ser explicado por las diferentes fuentes utilizadas en la realización de las crónicas de virreinales (8). En el Cuadro 1 tenemos las diferencias substanciales del relato.

Fuente: Elaboración propia.

Las versiones mantienen las constantes de trama: Nezahualcòyotl huye de sus enemigos y alguien lo ayuda escondiéndolo en la chía para después ir a Tetzcotzinco. La variabilidad en los detalles podría indicarnos el relato en el cuál se basó Coto para hacer su obra.

Paisaje con tema histórico

Clara creación de Coto, la imagen aparece con una perspectiva abierta, propia del paisajismo. El cielo, las montañas y el llano enmarcan a diez personas que, ante la majestuosidad y la proporción de la naturaleza, parecen pretextos temáticos. El contraste en la proporción también podría ser un recurso para contextualizar la búsqueda de los tepanecas. En un territorio tan amplio cualquier lugar puede ser escondite (hasta un montón de chía) y deben recibir la ayuda de los locales.

En primer plano vemos a una mujer indicando delicadamente a tres hombres armados (dos con una especie de lanza o arco y una con un macahuitl) la dirección que uno de ellos también señala, reforzando el mensaje y dando la apariencia de un diálogo en el que se están entendiendo. La mujer lleva un manojo de plantas en una de sus manos. A la izquierda de ella hay un hombre que continúa con su labor sin prestar demasiada atención a lo que sucede, lleva al hombro una carga de plantas. Cerca de él, muy tenue, escondido, se encuentra otra figura debajo del montón de chía. Del lado derecho un hombre llega corriendo a donde se encuentran charlando (posee un chimalli). En el camino que va en dirección de las montañas se distingue la silueta de tres personas más.

Es probable que el pintor haya utilizado para su cuadro la descripción de Sumaria Relación de las Cosas de la Nueva España, ya que plasmó a un hombre y una mujer trabajando. En la época de realización ya se encontraban publicados los trabajos de Ixtlilxóchitl por Kingsborough (9) y fragmentos sirvieron como base en algunos textos de Carlos María Bustamante (10), aunque no descartamos la posibilidad de que Coto no leyera el texto y haya consultado a algún conocido.

En cuanto a la ubicación geográfica, se ha podido identificar la zona aproximada de la escena mediante una comparación de perspectivas (ver Figuras 2 y 3), además de que uno de los títulos con los que el cuadro es presentado nos indica que es cercano al actual San Miguel Tlaixpan, aunque con un nombre deformado: “Perseguido Nezahualcòyotl por sus enemigos, encuentran a unos labradores que lo ocultan entre la chía que estaban recogiendo (Lugar salvaje por Tlaxpana)“. La ubicación y la forma de las montañas desde ese lugar dieron como resultado que el cerro en primer plano es el Tetzcotzinco visto de norte a sur y las montañas del fondo la sierra de Tláloc. El sitio en los relatos históricos indica otro lugar, más al sur, ya que después de huir de sus palacios en Cillan, dentro de la ciudad de Texcoco, Nezahualcòyotl pasa a alguna zona entre Coatlinchan, Huexotla y Oztotipac, hipótesis apoyada por la geografía en el códice Xólotl que pone al Tetzcoztinco hacia el norte.

Figura 2 . Se observa la perspectiva que concuerda con la pintura. Foto: Gustavo Guzmán / Figura 3. La ubicación geográfica en un mapa. Foto: Google maps. 

Existen elementos en la pintura que no están dentro de los alcances de este texto, como la flora y la topografía. Aún así, es de notar que a la izquierda se observa un izote, que es una especie de planta que aún existe en la zona.

El cuadro posee unas dimensiones de 73 x 98 cm, es un oleo sobre tela, se fecha en 1865 y actualmente se encuentra en el Museo Regional de Querétaro (ver figura 4).

Nota: Agradecemos el apoyo para la realización de este texto al Museo Nacional de Arte por la identificación de la pieza, especialmente al Lic. Omar Ortíz Cobos (integrante de la curaduría) y al Museo Regional de Querétaro por enviarnos una copia digital de la misma, en especial al Mtro. Ramón Avendaño Esquivel (director del museo). Este trabajo nació de la inquietud de Gustavo Guzmán tras observar que la obra aparecía brevemente en “Nueva Historia Mínima de México”, programa realizado por el Colegio de México en colaboración con TVUNAM (Cap. 3 “Las Reformas Borbónicas”, min. 6.16), logrando identificar el Tetzcotzinco.

Figura 4. El cuadro en la exposición del Museo Regional de Querétaro. Foto: Google. 

(1) Alva Ixtlilxóchitl, Fernando de. Obras históricas. UNAM, México, 1985.  Tomo I, página 362.

(2) La chía, es una especie anual nativa de Centroamérica, de zonas montañosas del oeste y centro de México, así como de Guatemala. Se encuentra naturalmente en áreas de bosques de encino o pino-encino y se distribuye en ambientes semicálidos y templados del Eje Neovolcánico Transversal de las Sierras Madre Occidental y del sur de Chiapas, en altitudes que oscilan entre 1 400 y 2 200 metros. / Información tomada de Xingu López et al (2017)

(3)  Alva Ixtlilxóchitl, Fernando de. Obras históricas. UNAM, México, 1985.  Tomo I, página 363.

(4) Alva Ixtlilxóchitl, Fernando de. Obras históricas. UNAM, México, 1985.  Tomo II, páginas 67-68.

(5) Torquemada Juan. Monarquía Indiana. UNAM, México, 1975. Vol I. Libro 2, página 186.

(6) Conversación con el arqueólogo Gustavo Coronel Sánchez

(7) Marc Thouvenot, 2017, Códice Xolotl, estudio de uno de los componentes de su escritura: glifos. Diccionario de elementos constitutivos de los glifos, Ed. digital 2017, basado en la Tesis de Doctorado en Ciencias Sociales y Humanidades Escuela Superior de Ciencias Sociales, París, 1987. Consultado [11/12/2019]: http://thouvenotmarc.com/textos/codice_xolotl.html

(8) Ver Johansson, Patrick, “Imagen y narratividad en el Códice Xólotl”, Códices y Documentos sobre México. Segundo Simposio, México, INAH, 1997, vol. 1, p. 443-474.

(9) Kingsborough, Edward King. Antiquities of Mexico: comparsing of Ancient Mexican painting and hieroglyphics…”, Londres, 1848. Tomo IX.

(10) De 1821 a 1829 Carlos María Bustamante utilizó fragmentos de los textos de Ixtlilxóchitl para publicar “Horribles crueldades de los conquistadores…”, “Galería de príncipes mexicanos” y “Texcoco en los últimos tiempos de sus antiguos reyes”.

Bibliografía

Acevedo, Esther y Ramírez, Fausto. Los pinceles de la historia: La fabricación del Estado, 1864-1910. Museo Nacional de Arte. México. 2003.

Alva Ixtlilxóchitl, Fernando de. Obras históricas. UNAM, México, 1985.

Barrios L. Luis Coto. Instituto Mexiquense de Cultura. Toluca, 1997.

Dibble, Charles, Códice Xólotl. UNAM/Instituto de Investigaciones Históricas. México, 1980.

Johansson, Patrick, “Imagen y narratividad en el Códice Xólotl”, Códices y Documentos sobre México. Segundo Simposio, México, INAH, 1997.

Kingsborough, Edward King. Antiquities of Mexico: comparsing of Ancient Mexican painting and hieroglyphics…”, Londres, 1848.

Morales Moreno Jorge, “Obras de arte y testimonios históricos: una aproximación al objeto artístico como representación
cultural de la época”, en Sociológica, vol. 24, núm. 71, Universidad Autónoma Metropolitana. México, 2009.

Schávelzon, Daniel. La polémica del arte nacional en México, 1850-1910. Fondo de Cultura Económica. México, 1988.

Thouvenot, Marc 2017, Códice Xolotl, estudio de uno de los componentes de su escritura: glifos. Diccionario de elementos constitutivos de los glifos, Ed. digital 2017, basado en la Tesis de Doctorado en Ciencias Sociales y Humanidades Escuela Superior de Ciencias Sociales, París, 1987. Consultado [11/12/2019]: http://thouvenotmarc.com/textos/codice_xolotl.html

Torquemada Juan. Monarquía Indiana. UNAM, México, 1975.

Xingú López et al, “Chía (Salvia hispanica L.) situación actual y tendencias futuras” en Revista Mexicana de Ciencias Agrícolas, vol. 8, núm. 7. Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias. México, 2017.